Los
vecinos de San Juan de Aznalfarache despiden a un entrañable vendedor
ambulante. Su primo realiza una colecta para devolver el cuerpo a Nigeria
Amby Okonkwo en su semáforo |
Lloviera
o hiciera un calor insoportable, a Amby Okonkwo siempre se le podía
encontrar siempre vendiendo pañuelos en un semáforo de la calle Tablada, en la
localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache, junto al Puente de las
Delicias.
Los vecinos le recuerdan como un hombre afable y simpático,
aunque también «muy tímido», posiblemente también por sus dificultades con el
español.
Diariamente,
salía de su piso con su mochila cargada de pañuelos, un bocadillo y una botella
de agua. «Ahora en verano estaba de diez de la mañana hasta las nueve de la
noche. Se cogía unas insolaciones horrorosas», cuenta Juan Antonio
Labrado, el presidente de su comunidad de vecinos. Muchas personas se detenían
a saludarle y le ayudaban con propinas, e incluso uno, al enterarse de
que necesitaba un piso, le facilitó hace cuatro años uno suyo en alquiler a
precio reducido.
Allí,
en la calle Burgos, vivía con uno de sus cuatro hijos, Everest Cornelius,
de once años, pero el chico se marchó a Nigeria hace unos meses a vivir con la
abuela paterna, puesto que no ganaba lo suficiente para poder mantenerle
en España y al mismo tiempo enviar dinero a casa.
Amby
llegó de Nigeria en 2002 a España y su nombre saltó a la fama gracias a un
episodio anecdótico en 2008. Un día encontró una cartera con 2.700 euros,
un cheque por valor de 870 euros y un talonario de cheques y se la
entregó a la Policía Nacional. El dueño se lo recompensó con 50 euros.
La
muerte le ha sorprendido de forma prematura, a los 53 años, tras haber sufrido
un infarto en el portal de su casa. «Me llamó una señora del segundo y me
dijo que escuchó un fuerte ruido. Fui corriendo y lo vi tirado sin ningún
síntoma de respiración, ni de pulso. Él estaba con su mochila llena de pañuelos
para coger el autobús», cuenta el representante de los vecinos. Las maniobras
de reanimación del personal sanitario, durante más de 40 minutos, fueron
infructuosas. «Fue duro. Esperas que en cualquier momento despierte y no fue
así», contó a ABC Labrado.
Ahora
el deseo de su familia es poder enterrar en su país a quien describen como un
hombre «muy bueno» y «muy religioso». Su primo Stephen Joseph Ibe, quien
también vive en San Juan de Aznalfarache, lo ha contado esta semana en La Tarde
de Cope. Él no puede hacerse cargo de los gastos de repatriación, porque se
quedó en el paro a raíz de un accidente laboral. Por ello ha iniciado una
colecta para recaudar los 6.000 euros necesarios para que Amby pueda
regresar a Nigeria.
Fuente:
ABC/Alfa y Omega
Amby Okonkwo en su semáforo