Tras el rezo del Ángelus, Francisco expresa su "cercanía al querido pueblo de Marruecos, golpeado por un terremoto devastador" y reza "por los heridos, por los que han perdido la vida -tantos...- y por sus familias"
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Una mujer camina entre los escombros tras producirse el terremoto en Marruecos. (AFP or licensors) |
Llamamiento del Papa tras el Ángelus por la
población del país norteafricano golpeado en la noche del viernes 8 de
septiembre por un devastador terremoto, cuyo último balance es de más de dos
mil muertos y otros tantos heridos, muchos de ellos muy graves. Rezó por las
víctimas y sus familias y dio las gracias a los socorristas, esperando que
"la ayuda concreta de todos pueda sostener a la población". Nuevo
terremoto de magnitud 4,5 hoy mientras la gente sigue excavando entre los
escombros.
Tras el rezo del Ángelus, Francisco expresa su
"cercanía al querido pueblo de Marruecos, golpeado por un terremoto
devastador" y reza "por los heridos, por los que han perdido la vida
-tantos...- y por sus familias". A continuación, da las gracias "a
los socorristas y a todos los que trabajan para aliviar el sufrimiento de la
población". Y por último, espera que "la ayuda concreta de todos
pueda apoyar a la población en este trágico momento. Estamos cerca del pueblo
marroquí".
Último balance: más de dos mil muertos y otros
tantos heridos
El último balance del terremoto, ocurrido en la
noche del 8 al 9 de septiembre, es de más de dos mil muertos, y también hay más
de 2.000 heridos, de los cuales 1.400 están graves. Esta mañana en el país
norteafricano se han sentido nuevos temblores, probablemente réplicas, en
Marrakech y las ciudades de los alrededores. Según el Centro Sismológico
Europeo del Mediterráneo (Emsc), a las 9 de la mañana hora local, las 8 de la
mañana en Italia, se ha registrado un terremoto de magnitud 4,5 a 88 kilómetros
de Marrakech, a una profundidad de 77 kilómetros.
Carrera contrarreloj para salvar a los que
están bajo los escombros
Y es una carrera contrarreloj para intentar
salvar las vidas atrapadas entre los escombros. "Las próximas 24-48 horas
serán críticas", recordó Caroline Holt, directora de operaciones de la
Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
"Los esfuerzos de búsqueda y rescate tendrán prioridad, por supuesto,
junto con asegurarnos de que se asiste a los que sabemos que son
supervivientes". La situación es crítica en las zonas rurales del
epicentro del terremoto, donde muchas casas, construidas con ladrillos de
barro, se han derrumbado y las carreteras de acceso a los pueblos siguen siendo
inaccesibles. Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la
ONU (OCHA), más de 300.000 personas necesitan ayuda en Marrakech y sus
alrededores, y subrayó que "sigue de cerca la situación y está preparada
para prestar ayuda". Anteriormente, la ONU se había declarado dispuesta a
"asistir al gobierno de Marruecos en sus esfuerzos por ayudar a la
población afectada".
El epicentro a 70 kilómetros de Marrakech
El epicentro del devastador temblor de esos
treinta dramáticos segundos del viernes 8 de septiembre, a las 23.11 hora
local, se situó a 70 kilómetros de Marrakech, a una profundidad de diez
kilómetros. La magnitud registrada fue de 6,8 grados en la escala de Richter, y
sacudió la región marroquí de Marrakech. Se trata del seísmo de mayor
intensidad de la historia del país. Debido al derrumbamiento, los equipos de
rescate tuvieron muchas dificultades para llegar a las zonas más afectadas,
especialmente en las zonas montañosas.
El temblor del viernes 8 se sintió en todo
Marruecos
En Marrakech, las murallas erigidas en 1120
para defender la ciudad de los ataques de las tribus bereberes sufrieron daños.
En la famosa plaza Jamaa el Fna, se derrumbó el minarete de una pequeña
mezquita y aparecieron varias grietas en el campanario de la iglesia católica
del barrio de Gueliz. También se produjeron daños importantes en otras partes
del país. El temblor se sintió en toda la cordillera del Atlas, en Merzouga,
una de las puertas del desierto, pero también en las ciudades costeras de Essaouira
y Agadir, frente al océano Atlántico, en la zona centro-sur de Ouarzazate y, al
otro lado de la cordillera, en Casablanca, hasta Rabat.
Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano
Vatican News