LA
HIGUERA ESTERIL:
Un Dios paciente y apremiante
Un Dios paciente y apremiante
Lucas 13, 6-9
Esta
parábola expresa a la vez la urgencia de Dios en percibir frutos de conversión,
y su tolerancia con la planta humana que se los debe dar. Pero en este caso el
acento se carga no tanto en la paciencia de Dios cuanto en la exigencia de
Dios.
Es
al parecer la menos misericordiosa de las parábolas de misericordia. Pero es
muy importante para darle dimensión y profundidad al misterio del amor y la
misericordia de Dios.
No
podríamos formarnos una noción completa de estos, si no los pusiéramos en
claroscuro con la santidad y la justicia de Dios. Si no mediara la posibilidad
de un castigo, la bondad de Dios y su amoroso llamado al corazón del hombre
carecerían de relieve, de dramatismo y hasta de seriedad.
La
misericordia de Dios es un atributo esencial de Dios, pero no es un Dios débil,
zonzo o a la buena, transigente, complaciente de todas las cosas.
Como
personas creemos en un Dios serio, fuerte, eficiente, que sabe corregir y
amonestar, que pone medios para obtener sus resultados y exige del hombre una
contribución real para conseguirlos. Esto es lo que pone de relieve esta
parábola.
Relatos paralelos:
Juan
advierte: “Manifiesten su conversión con obras…el hacha está puesta en la raíz
de los árboles.El árbol que no produce buen fruto, será cortado y arrojado al
fuego. Mateo.3, 8-10
“El
árbol que no produce frutos buenos, se le corta y se le arroja al fuego” Mateo.
7, 19.
“Al
ver una higuera cerca del camino se acercó a ella, pero solo encontró hojas.
Entonces le dijo: Nunca volverás a dar fruto. Y la higuera se secó de
inmediato”. Mateo.21, 19.
Es
importante para un creyente auténtico, que su relación personal con Dios esté
fundada en el amor, no en el temor al castigo eterno. El temor al castigo no
puede ser la causa del amor a Dios o de nuestra unión con El. Dios no quiere
nuestro mal, está de nuestro lado y lucha con nosotros. Lucas 13, 6-9.
Lucas 13, 6-9
Y les dijo esta
parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en
ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: “Ya ves, tres años llevo
viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué
va a perjudicar el terreno?”. Pero el viñador respondió: “Señor, déjala todavía
este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si
da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».
Fuente: ACI