Mal
de muchos...
Hola,
buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer,
mientras estábamos trabajando, una hermana comenzó a preguntarme que si yo
también estaba cansada... ¡me quedé alucinada! Porque realmente lo estaba.
-Uy,
si tú estás cansada, ya verás, que esto va a ser común... -me dijo mientras se
levantaba para buscar a otras hermanas.
Y
así comenzó a preguntar a las hermanas que estaban sentadas un poco más allá:
-¿Y vosotras? ¿Os encontráis algo flojas?
-¿Y vosotras? ¿Os encontráis algo flojas?
Me
entró la risa, porque ahí empezó a contar una cómo estaba y la otra que se
había tenido que tomar un paracetamol...
Nadie
había dicho nada, pero, en realidad, estábamos todas igual... En seguida
sacamos conclusiones: ¡es esta primavera anticipada!
Aquel
dicho de “mal de muchos, consuelo de... “no es del todo cierto. Porque ayer
mismo experimentamos que sí que consuela saber que no eres tú solo... pues te
ayuda a relativizar, a no hacerte mucho caso, y a ir a lo esencial en ese día.
Y
cuánto me ayudó lo que hizo la hermana: sencillamente, compartir cómo estaba;
porque, al hacerlo, el Señor me sorprendió recordándome que, cuando compartes
lo que estás viviendo, todo se vuelve más fácil.
Sí,
porque cuántas veces vamos por la vida dando una apariencia externa, como si no
nos sucediera nada, y, sin embargo, llevamos dentro ese problema que nos quita
el sueño, una inquietud, o algo tan sencillo como el estar cansado...
Realmente
podemos pasar desapercibidos, y muchas veces así lo hacemos, pero, cuando nos
lanzamos a compartirlo, descubrimos que todo cambia: salimos de nosotros mismos
y sentimos cómo el otro nos acoge. Además, sus diferentes visiones nos pueden
aportar otras perspectivas distintas que uno solo no es capaz de ver. Al
contarlo, descubrimos que no era para tanto o, incluso a veces, que no éramos
los únicos, y, sobre todo, encontramos hermanos. Y con ellos... ¡todo peso
compartido se vuelve ligero!
El
Señor cada día tiene una palabra para ti, para caminar hoy, justo esa que estás
necesitando... y tan solo necesita que prestemos oído, porque muchas veces se
valdrá de un hermano para decírtela.
Hoy
el reto del amor es compartir lo que llevas solo. Hoy pídele al Señor descubrir
quién es tu hermano, quién tienes cerca de ti para poder compartir, para poder
hablar en verdad... Descubrirás que Él siempre te cuida poniendo en tu camino a
la persona adecuada. Sentirte acogido por el otro ensancha tu corazón para
acoger a los demás.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma