La Cuaresma, además, es un viaje de caridad
En medio del rumor de la mundanidad “nos cuesta
escuchar la voz del Señor”, pero en cambio “necesitamos” hablar con Dios “como
el pan, más que el pan”. Por eso en la catequesis del miércoles 26 de febrero
el Papa exhorta a entrar en el desierto con el Señor y dejar que transforme nuestros
corazones para redescubrir lo que verdaderamente importa y reencontrar los
rostros de los que están a nuestro lado. Porque la Cuaresma, además, es un
viaje de caridad.
Vivimos en un
tiempo “contaminado” por demasiada violencia verbal, por palabras ofensivas y
dañinas, “inundados de palabras vacías”, y en medio de este rumor “nos cuesta
escuchar la voz del Señor”. La Cuaresma, en cambio, “es tiempo para apagar la
televisión”, para “desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio”, es
tiempo para entrar en el desierto con Jesús, porque “dialogar en silencio con
el Señor nos devuelve la vida”. En el Miércoles de Ceniza el Papa Francisco
dedicó su catequesis a reflexionar sobre el significado espiritual del
desierto, llamando a todos a recorrer el camino cuaresmal a través de la
oración, el ayuno y las obras de misericordia.
Imaginemos que
estamos en un desierto: nos alejamos de los ruidos, de todo lo que nos rodea
habitualmente y nos envuelve un gran silencio. En el desierto hay ausencia de
palabras, y así podemos hacer espacio para que el Señor nos hable al
corazón: es el lugar de la Palabra de Dios. En el desierto,
también nos alejamos de tantas realidades superfluas que nos rodean,
aprendemos a “ayunar”, que es renunciar a cosas vanas para ir a lo esencial.
Por último, el desierto es un lugar de soledad. Allí podemos
encontrar y ayudar a tantos hermanos descartados por la sociedad, tantos
hermanos solos que viven en el silencio y en la marginalidad.
Hacer lugar a la Palabra de Dios
En un mundo
contaminado por palabras ofensivas que “la red amplifica”, el Papa Francisco
invita en esta Cuaresma a hacer “silencio en el corazón”, porque
"solamente en el silencio" se puede escuchar la voz de Dios. En medio
del rumor de la mundanidad, el Santo Padre constata la dificultad de
escuchar la voz del Señor cuando, en cambio, necesitamos hablar con Dios “como
el pan, más que el pan", porque “sólo ante Él salen a la luz las inclinaciones
del corazón y caen los dobleces del alma”.
El camino a
través del desierto cuaresmal es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar
la televisión y abrir la Biblia; para desconectarnos del celular y conectarnos
al Evangelio; para renunciar a tantas palabras y críticas inútiles para estar
más tiempo con el Señor, y dejar que transforme nuestro corazón.
Ir a lo esencial
La reflexión
del Papa de este miércoles se detiene en las muchas cosas inútiles que rodean
nuestras vidas, y en la carrera en la búsqueda de cosas que “parecen necesarias
pero en realidad no lo son”. En su lugar, observa cuánto bien nos haría
"deshacernos de tantas realidades superfluas, para redescubrir lo que
importa, para reencontrar los rostros de los que están a nuestro lado”. Y el
ejemplo de esto, señala, "nos lo da Jesús al ayunar":
Ayunar es saber
renunciar a las cosas vanas, a lo superfluo, para ir a lo esencial. Ayunar no
es solamente para adelgazar, ayunar es ir precisamente a lo esencial, es buscar
la belleza de una vida más simple.
Caridad hacia los más débiles
El desierto,
“lugar de soledad”, explica el Pontífice, nos conduce también a encontrar
muchos otros “desiertos”: son las personas solas y abandonadas, los pobres y
los ancianos que están a nuestro lado y que viven en el silencio,
"marginalizados y descartados". El desierto cuaresmal, afirma el
Papa, “es un viaje de caridad hacia los más débiles”.
El desierto nos
conduce a aquellos que, silenciados, piden en silencio nuestra ayuda.
Oración, ayuno, obras de misericordia
En el inicio
del tiempo de Cuaresma el Papa Francisco hace presente que “en el desierto se
abre el camino que nos lleva de la muerte a la vida”. Y es por eso que invita a
entrar en el desierto "con coraje", porque saldremos de Él
"saboreando la Pascua, la potencia del amor de Dios que renueva la
vida":
Que el Señor
nos ayude a entrar en el desierto cuaresmal, que lo sepamos recorrer a través
de la oración, el ayuno y las obras de misericordia, para que podamos gustar la
Pascua, la fuerza del amor de Dios que hace florecer los desiertos de nuestra
vida.
Saludos a los fieles
Durante sus saludos a los fieles en los
distintos idiomas, dirigiéndose a los peregrinos de lengua árabe, el Sumo
Pontífice tuvo palabras en particular hacia aquellos provenientes de Irak,
a quienes quiso expresar su cercanía y oración. En la conclusión de
la Audiencia, manifestó nuevamente su cercanía a
los enfermos a causa del Coronavirus, a los operadores de salud que
cuidan de los enfermos, a las autoridades civiles y a todos los que se están
empeñando para asistir a los pacientes y detener el contagio.
Griselda Mutual
– Ciudad del Vaticano
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