La
Iglesia Católica trabaja para formar nuevos sacerdotes que sostengan la
esperanza de un pueblo como el cubano, en un país que parece no tener horizonte
Seminario San Carlos y San Ambrosio de La Habana
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En diálogo con ACI Prensa, el P. Alberto
Reyes Pías, sacerdote de la Arquidiócesis de Camagüey (Cuba) y director
espiritual del seminario arquidiocesano, explicó que lo primero es acompañar a
los seminaristas, pues “muchas veces habrá gente muy buena y muy linda, pero
también los muchachos a veces llegan muy rotos”.
El P. Reyes Pías participó del 18 al 22 de
febrero en la tercera edición de la Noche de los Testigos, evento organizado
por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) en México, en
un esfuerzo por difundir “testimonios de la Iglesia necesitada y perseguida”.
El sacerdote cubano lamentó que “la
situación familiar en Cuba es muy desastrosa. Llegan muy rotos. Creo que lo
primero es ‘vamos a vivir nosotros lo que un día tú tienes que ayudar a vivir a
otras personas’. Entonces es acompañarlos, es escucharlos”.
“Una de las cosas que suelo decir es ‘no
dejen nada entre el pecho y la espalda’. Yo no estoy aquí para juzgarte, estoy
aquí para acompañarte, pero tú también tienes que sanar cosas si quieres ser un
sanador después. Tú tienes que hacer un proceso”.
“El seminario no puede ser un túnel, algo
que tú pasas para ser cura, porque el problema no es ser cura, aquí está en
juego tu felicidad, tu realización. Tienes que hacer un proceso, y los procesos
son dolorosos”, añadió.
Además, señaló, “estamos tratando de que
haya un trabajo previo, que no vengan al seminario a discernir, si bien es
cierto que el seminario es un tiempo de confirmación de lo que has visto.
Intentamos que haya un trabajo previo, de acompañamiento, de trabajo con los
sacerdotes”.
“Vamos haciendo algún encuentro previo de
modo tal que no admitimos al seminario a nadie que no tenga ya un cierto nivel
de discernimiento. Porque hay cosas que es mejor que se hagan fuera, antes”,
indicó.
El P. Reyes Pías explicó que “la mayoría de
seminaristas no vienen de familias cristianas. De hecho en Cuba se da un
fenómeno muy interesante. En muchos lugares del mundo los niños son llevados a
la Iglesia por los padres, en Cuba no. En Cuba van muchos niños a la
catequesis, van adolescentes, jóvenes, que van por su cuenta, y de hecho hay padres
que han empezado a ir a la Iglesia por los hijos”.
Cuba, un país sin
horizonte
El sacerdote cubano señaló que en Cuba “a
nivel general, somos un país con una dictadura que dura 61 años, por tanto la
gente está cansada y los cristianos somos parte del pueblo. Es un pueblo
cansado, es un pueblo sin esperanza, es un pueblo con mucha indefensión”.
“Las dos palabras con las que vive el
cubano son sobrevivir o irse”, dijo, y señaló que el cansancio y desesperanza
de la población cubana son heredados a las comunidades de fieles. “Hay mucha
gente para la cual la Iglesia es lo único que les da una esperanza, les da un
sentido. Hay mucha gente haciendo un proceso muy bonito interno en la Iglesia
de sentido”, afirmó.
En Cuba, insistió, “nada hace prever que va
a haber un cambio inmediato. Es un país estancado. Y la sensación es de
estancamiento”.
Ciertamente, destacó, “Dios nos puede
sorprender. Pero en este momento en Cuba, a un nivel humano, no hay un
horizonte”.
Para el P. Reyes Pías, el pueblo cubano sí
ve en la Iglesia una institución con la que puede contar. “Por ejemplo, a las
iglesias va mucha gente a este tipo de cosas, ‘yo necesito hablar con un
sacerdote’, ‘yo necesito platicar un problema’, ‘yo necesito que me escuchen’.
Entonces esta sensación de que ‘con la Iglesia puedo contar’. Eso es algo que
el pueblo cubano lo siente muy cerca”.
Lo importante en Cuba es
sembrar sin pensar en los frutos
Para el sacerdote cubano, una de las
misiones más importantes de la Iglesia en el país actualmente “es sembrar”,
pues “como nosotros estemos pensando en los frutos, nos bloqueamos porque
muchas veces llegan los muchachos, hacen el catecumenado, los formas y cuando
están en plena eclosión pastoral, se van. Y hay que volver a empezar”.
Pensar en los frutos, dijo, “es
complicado”, pues “nosotros vivimos una emigración continuada”.
“Estoy ahora en una parroquia en la que
estuve hace 15 años. De aquella comunidad en la que yo estuve hace 15 años,
creo que el 95% está en Estados Unidos. De hecho, cuando he ido a Estados
Unidos, a Miami, me dicen ‘padre venga acá, que todos estamos aquí’”.
“Lo hermoso es que muchísima de esta gente
sigue practicando, se han hecho catequistas en Estados Unidos, están llevando
grupos de matrimonios, es decir la siembra ha dado fruto. Pero hay una
emigración continua”, dijo.
El P. Reyes Pías destacó también los casos
de crecimiento espiritual de los jóvenes. “Hay un caso muy bonito en mi
diócesis de una adolescente”, recordó, pues “llegaron los 15 años, que es la
edad mágica, y el padre le dice ‘a ver mi princesita, ¿qué quieres, qué
regalo?’ Y ella le dice ‘que vayas conmigo a Misa, eso es lo que quiero, que
vengas conmigo a la Iglesia’. Y fue el inicio de la conversión de este hombre”.
“Yo tuve en una parroquia a una chica que
era como muy de campo, muy tímida, pero quería ir a la iglesia y le daba
vergüenza. Y le dice a una prima ‘acompáñame, porque quiero ir a la iglesia
pero me da vergüenza ir sola’. Y la prima, que no tenía ningún interés
religioso, dijo ‘yo voy pero para acompañarte, voy contigo y ya’. Pues la prima
hoy es monja. Y además, Sierva de María, de estas monjas que cuidan enfermos en
los hospitales”.
“La mayoría de nuestras vocaciones son
jóvenes que un día se encuentran con Jesucristo y se fascinan”, destacó.
Un desafío: Juventud
cubana “amoral”
El sacerdote cubano lamentó que en las
décadas de la dictadura castrista en Cuba “hemos vivido en un sistema en el que
el valor absoluto ha sido la fidelidad al sistema”.
“De hecho hay jóvenes que yo no puedo decir
que son inmorales, tendría que decir que son amorales. No saben dónde está el
bien y donde está el mal”, indicó.
Para el P. Reyes Pías “uno de los grandes
trabajos de la Iglesia, además de obviamente la evangelización, que te
encuentres con Jesucristo, es descubrir los valores, para que pase lo que pase
puedas ser una persona que después pueda construir”.
“Algo muy hermoso es cómo hay muchachos que
entran a la Iglesia rotos y los ves caminar y caminar y terminan formando una
familia cristiana, donde se viven unos valores y empieza una educación
diferente a los niños dándole algo que nunca le dieron. Cuando ves algo así
dices vale la pena”, señaló.
POR DAVID RAMOS
Fuente: ACI