Pura
apariencia
Hola,
buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Los
Reyes Magos me han traído un regalo muy especial: ¡calcetines! Siempre tengo
los pies fríos, así que en mi carta se lo hice saber a Sus Majestades, que
apuntaron el encargo.
Y,
cuando abrí aquella caja... vale, no te lo voy a negar. Me llevé un susto
impresionante. Los calcetines en cuestión eran suaves, pero tan finitos que
parecían para verano.
Al
compararlos con las medias que uso (unas medias gordísimas, que me merecen el
apelativo de “pastorcita”) los calcetines eran de risa. Si no fuese porque en
la caja ponía que eran térmicos, los habría guardado hasta primavera.
Pero,
como no se puede juzgar lo que no se conoce, decidí hacer la prueba. Me los
puse y... ¡qué maravilla! ¡Funcionan estupendamente!
Por
lo que he investigado, el grosor de un calcetín puede ser importante, pero
mucho más es el tipo de tejido; que no sea sintético, sino de algodón.
Este
hecho me ha llevado a recordar una homilía que escuché hace muchísimo tiempo.
El sacerdote comentaba que los cristianos “muchas veces nos sentimos los más
pequeños”.
Es
verdad. Es muy posible que a tu alrededor encuentres personas mucho más
fuertes, o mejor preparadas, o con mayor capacidad de liderazgo... Notamos
nuestras debilidades, y tal vez haya quien se ría. A veces nos sentimos unos
calcetines finitos, incapaces de competir contra esas gruesas medias.
¿A
quién no le sale decir “Señor, yo no puedo ser tu testigo aquí”?
Pero,
¡espera! Lo importante no es tu grosor, sino de qué material estás hecho. Si
eres cristiano, eres criatura nueva, eres parte del Cuerpo de Cristo. “Estos no
han nacido de la carne, ni de la sangre, sino de Dios”, dice san Juan. Su
Espíritu habita en ti. Seguirás teniendo un tejido fino... pero con una fuerza
que viene de lo alto.
Somos
débiles, sí, pero Cristo actúa en nosotros. Su Amor nos llena y nos mueve, y,
este Amor, incondicional, eterno... es el único capaz de calentar el mundo.
Recuerdo
cómo terminó aquella homilía: “Sí, somos pequeños y pobres, pero conocemos el
final de la Historia. Y, con Cristo, al final, ganamos”.
Hoy
el reto del amor es poner calor en donde estés. Busca crear un ambiente cálido
con una sonrisa, con un gesto de cercanía... Déjate amar por Cristo y,
rebosando de su Amor, ¡no te canses de amar! Y, si te ves pequeño y pobre,
recuerda que el Señor no elige a los capaces, sino que capacita a los elegidos.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma