“¡Invito
a todos los jóvenes a que se atrevan a hacerlo! Atreverse a saltar al agua, a
comprometerse, a entrar en el seminario o en el noviciado!
El
titular de la diócesis de Gap y Embrun, monseñor Xavier Malle, se lanzó desde
un avión a cuatro mil metros de altura, apelando al gesto de arrojo y confianza
que implica tomar la decisión de optar por una vida consagrada.
50
segundos de caída libre a 200 kilómetros por hora, desde cuatro mil metros de
altura. El que saltaba no era un experto, sino monseñor Xavier Malle, obispo de
la diócesis de Gap y Embrun, quien se lanzó al vacío (acompañado de un
instructor, ciertamente) en los azules cielos de los Altos Alpes de Francia.
Luego, un paracaídas amarillo permitió un aterrizaje sin contratiempos.
A
sus 53 años quiso vivir esta experiencia no solo por un gusto personal, sino
como un gesto para llamar la atención de los jóvenes y animarlos a tener
confianza frente a un eventual discernimiento para una vida consagrada a Dios.
Así lo comentó, aun con la adrenalina a flor de piel, tras tocar tierra firme
en el aeródromo de Tallard, donde lo esperaban feligreses y una decena de
periodistas a las 11 de la mañana de este viernes 23 de agosto.
“¡Invito
a todos los jóvenes a que se atrevan a hacerlo! Atreverse a saltar al agua, a
comprometerse, a entrar en el seminario o en el noviciado. ¡Los animo a que
salten a lo desconocido! ¡Un salto en paracaídas es un salto de confianza!”,
comentó monseñor Malle lleno de entusiasmo. El obispo añadió que durante el
descenso tuvo tiempo de bendecir a toda la diócesis y de agradecer al Señor por
su Creación.
No
obstante, la osadía de este sucesor de los apóstoles no es inédita. Hace más de
20 años, su predecesor, monseñor Georges Lagrange, también se había arriesgado,
aunque en aquel entonces con la intención de motivar a los jóvenes de la
diócesis a participar en la Jornada Mundial de los Jóvenes de París en 1997.
Este antecedente ayudó a Malle a aceptar la invitación que en mayo pasado le
había extendido una feligresa, que es la secretaria del club de paracaidistas
de Tallard.
Felipe Herrera-Espaliat, Ciudad del
Vaticano
Fuente: Vatican News