Marcel LeJeune
forma evangelizadores y misioneros
La clave de la evangelización, según Marcel LeJeune, es amar realmente al otro y considerarlo algo más que una plaza a conquistar |
Acertar en la actitud correcta al evangelizar es
tan importante como lo son las personas a quienes queremos anunciar la buena
nueva del amor de Dios. Esa actitud es ya en sí misma una evangelización. Así
lo sostiene Marcel LeJeune,
casado y padre de cinco hijos, presidente del grupo católico de
discipulado Catholic Missionary Disciples,
que anima la formación de evangelizadores y responsables eclesiales, en
colaboración de otras iniciativas de Nueva Evangelización como LifeTeen o Focus on the Family.
En un reciente post en su portal, LeJeune recuerda
que "la evangelización es una técnica que debe ser aprendida y practicada", y ofrece
una síntesis de su experiencia en 22 puntosde cosas que deben
hacerse o no hacerse cuando evangelizamos.
Cosas que sí
1. Escucha, pero de verdad,
a los demás. Es más importante que entiendas realmente de dónde vienen e
intentes encontrarles en ese lugar, que encontrar la respuesta perfecta a una
cuestión que tal vez nunca les ha inquietado. Si quieres aprender a escuchar
mejor, aprende a plantear mejores
preguntas.
2. Mantén la calma. Nadie
se acercará a Jesús si te alteras y además se nota. Es mejor que pongas pasión
en amar a los demás, y no en demostrar que tienes razón.
3. Confía en que Dios
actúa en tus carencias, porque eso es todo lo que tenemos que
ofrecer. Nadie es perfecto, pero damos lo que tenemos. Dios es el único que
puede cambiar el alma de otra persona. Tú eres solo el instrumento para ello… y
un instrumento imperfecto. Sin embargo, Dios puede utilizarte si te abres a su
gracia.
4. Di la verdad… pero
por las razones correctas. La mejor razón para decir la verdad
procede de un amor auténtico por la otra persona y por su bien. No lo hagas
solo para demostrar que están equivocados.
5. Sé amable. Como dice San Pedro,
estad “siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de
vuestra esperanza, pero con dulzura y respeto y manteniendo una buena
conciencia” (1 Pe 3, 15-16). Con todo, recuerda que ser amable no
significa siempre ser simpático. La amabilidad busca el bien del otro,
mientras que ser simpático lo haces por ti.
6. Haz preguntas
inteligentes. No solo intentes averiguar qué piensan, intenta
conducirles a donde quieres que vayan. Es lo que se denomina “método socrático”
de diálogo. Consiste en plantear preguntas con sagacidad para conducir a la
otra persona hacia la verdad. Mira el enlace anterior para ver
algunos ejemplos.
7. Sé todo lo caritativo que
sea posible. Intenta siempre pensar en lo bueno de la otra persona. Es
caritativo darle al otro el beneficio de la duda.
8. Construye sobre la fe y la bondad que
la persona te manifieste. No nos dedicamos a destruir a los demás, sino a
ayudarles a crecer.
9. Pregúntales si tienen alguna intención por
la que rezar y luego pregúntales si quieren rezar por ti justo
en ese momento y lugar. Rezar con alguien puede ser un testimonio convincente.
10. Invítales a acompañarte en actividades fuera
de la iglesia. Si quieres evangelizar, eso significa ser un amigo real de
la otra persona. Así pues, quedar a comer puede ser más valioso incluso que
invitarles a estudiar la Biblia. Es una prueba de que te preocupas por la
persona, no solo por un proyecto.
11. Comparte tu testimonio de
cómo impactó Dios en tu vida. Esto es algo que la otra persona no puede
rebatir: cómo Dios te ha cambiado. Todos necesitamos ver ejemplos del amor de
Dios. Las historias pueden ofrecerlos.
12. Practica la
evangelización evangelizando. Eso no necesariamente le sale a uno de forma
natural en todas las situaciones. No creas que necesitas que alguien te
“entrene” para amar a los demás allí donde estén.
13. ¡Reza! El poder de convertir
corazones y vida solo está en Dios. Nosotros mismos debemos acudir
continuamente a ese poder.
14. ¡Predica la
Buena Nueva! Hay que dar solo unos pocos pasos para predicar
el mensaje evangélico de Jesús (aunque puede adoptar muchas formas). He aquí un
sencillo marco de referencia que utilizan algunos (y pincha aquí para un post sobre
el Evangelio):
-Dios nos creó para que vivamos en relación con Él.
-Los hombres rompieron esa relación rechazando Su
amor.
-No podíamos restaurar esa relación por nosotros
mismos, así que Dios Padre envió a Jesús a hacerlo en nuestro nombre, a
ofrecernos el perdón y a abrir a todos la posibilidad de la salvación.
-Es decisión nuestra aceptar este regalo. Jesús te
está ofreciendo ahora ese regalo de Su amor.
Cosas que no
15. No intentes ganar una
discusión. En cierta ocasión, el arzobispo Fulton J. Sheen dijo:
“Discusión que ganas, alma que pierdes”. Coincido con él.
16. No permitas que la
conversación divague de un tema a otro. Quédate con el tema
hasta que lo agotes. Si te sales del camino, no dudes en redirigir la
conversación al tema original. Por supuesto, si sientes una moción del Espíritu
Santo para ir en una dirección distinta, entonces sigue la moción.
17. No te alteres.
Puede que bullan tus emociones, pero si permites que un tercero perciba
frustración, ira, etc., eso no ayudará. Sentirse entusiasmado, feliz, etc., es
algo bueno. Pero no intentes abrumar a los demás.
18. No permitas que
el orgullo pueda contigo. Aunque parezca que no tienes
respuesta, que sepas que la Iglesia sí la tiene o que necesitan seguir
creciendo en conocimiento. La humildad es un don.
19. No hables de lo
que desconoces. “No lo sé” es una gran respuesta. Pero dale
continuidad invitándoles a volver a quedar y hablar una vez que hayas
investigado el asunto.
20. No renuncies a
la esperanza. Nuestros tiempos no son siempre los tiempos de Dios.
Él es quien manda y la otra persona siempre tiene libre albedrío. Respeta su
libertad para decir “no” o “no sabe, no contesta”. Pero nunca pienses que Dios
quiere esa conversión menos que tú.
21. No te expliques demasiado.
Demasiado de algo bueno sigue siendo demasiado. Muchos creen que el argumento
“correcto” y la aproximación “correcta” resolverán el problema y cambiarán la
mente de alguien. No caigas en esa trampa.
22. No utilices
abiertamente jerga clerical. Intenta explicar y definir tus
palabras y frase, incluso aquellas más básicas que podrías suponer que los
demás conocen (como fe, esperanza, caridad, gracia, salvación, paz, salvador,
oración, etc.)
Traducido de Catholic Missionary Disciples por
Carmelo López-Arias.
Fuente:
ReL