Hasta
esta colina iban en época romana a buscar augurios o vaticinios. Aquí toda la
historia...
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Cuando
hablamos de Vaticano, inmediatamente pensamos en la ciudad donde vive el papa,
donde se fundó la Iglesia, pero mucho tiempo atrás no era así. El Ager
Vaticanus comprendía casi doce kilómetros cuadrados de superficie, que componía
la orilla derecha del río Tíber, la colina Janiculum (Gianicolo), la colina
Vaticanus y Monte Mario, hasta la confluencia del río Cremera.
El Ager Vaticanus era un campo
abandonado infestado de serpientes que con el tiempo comenzó a poblarse gracias
a un asentamiento etrusco llamado Vaticum. De allí se cree que toma el nombre
la zona. El nombre provenía del dios etrusco Vaticanus o Vagitano, que a sus vez
tomaba el nombre del “vaticinium” que era el arte de la adivinación del cual
los etruscos eran grandes maestros.
Los adivinos de Roma
Plinio el Viejo en sus escritos Naturalis
Historia (siglo I), refería que en ese lugar se encontraba un antiguo roble con
una inscripción en letras etruscas que atestiguaba como el árbol era digno de
veneración y punto de encuentro para los “aruspici”.
¿Quiénes
eran estos “aruspici”? Eran
los que se dedicaban al arte adivinatoria de la aruspicina, que consistía en el
examen meticuloso de las vísceras de animales sacrificados especialmente el
hígado y el intestino.
Los arúspicos fueron consultados
durante toda la duración del imperio romano. Cuentan que el arúspico personal
de Julio César, el etrusco Spurinna, habría predicho la muerte trágica del
dictador romano.
Calígula, Nerón y el martirio de San Pedro
Una zona más estrecha de lo que hoy vendría
a ser la ciudad del Vaticano actual, fue bonificada y se convirtió en las
villas privadas de Agripina, “Horti di Agrippinae” madre de Calígula. Allí su
hijo Calígula hizo construir provisoriamente un circo o hipódromo, que luego
fue reestructurado por su sobrino Nerón.
En el centro del circo se
encontraba un obelisco que había sido traído por Calígula en el año 37 d. C.
desde Egipto, y es el que se encuentra ahora en el centro de la plaza de San
Pedro desde el año 1586 en que fue trasladado.
Según la tradición, entre los
años 64 y 67 en el Circo de Nerón, fue martirizado el apóstol san Pedro,
“piedra fundamental” de nuestra Iglesia.
Maria Paola Daud
Fuente:
Aleteia