Descubrir Santiago y su
camino significa conocer los orígenes de Europa
Mons. Julián Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela. Foto: Facebook Mons. Julián Barrio |
El
Obispo de Santiago de Compostela (España), Mons. Julián Barrio, fue invitado
por el Departamento de Cultura del Consejo de Europa en Estrasburgo donde
pronunció una conferencia sobre “Santiago de Compostela, una meta a alcanzar”.
Ante
el Consejo de Europa el Prelado explicó que el Camino de Santiago y el
continente europeo “forman un todo inseparable en el fondo de nuestra historia
milenaria. No es posible pensar en Europa sin tener en cuenta el profundo
intercambio generado por la peregrinación jacobea y su camino” ya que a partir
del siglo XI, el Camino de Santiago aparece como una de las tres rutas
principales de peregrinación cristiana.
“Es
indudable que Europa nace y da sus primeros pasos en un Camino que conducía a
Compostela. Por esta razón, nadie puede sorprenderse por el interés en la
historia y el contenido del Camino. De ahí que fuese declarado el primer
itinerario cultural en Europa, dando lugar a iniciativas culturales,
científicas y políticas”, aseguró Mons. Barrio.
Por
eso recordó la visita a Santiago de Compostela de San Juan Pablo II en
noviembre de 1982 en donde el Papa pidió a la “vieja Europa” volver a
encontrarse, descubrir sus orígenes. “Aviva tus raíces. Revive aquellos valores
auténticos que hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los
demás continentes. Reconstruye tu unidad espiritual, en un clima de pleno
respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades”, dijo San Juan
Pablo II entonces.
De
esta manera, el Obispo de Santiago de Compostela aseguró que podríamos decir
que si queremos que “el cristiano europeo contemporáneo” se acerque “al hoy
eterno de Dios, necesitamos una pasión y un valor que sacuda con fuerza nuestra
apatía”.
“Descubrir
Santiago y su camino significa conocer los orígenes de Europa. El Sepulcro
apostólico del apóstol Santiago significó el encuentro con la Tradición, el
reencuentro con los orígenes de la evangelización”, explicó el Prelado, ya que
“desde el siglo XI hasta el siglo XV, Compostela se convirtió en el objetivo de
la sociedad medieval”.
“Nadie
entendería a Santiago y su historia sin el Camino, reflejo del espíritu
europeo. El Camino es una expresión temática del ser humano como ser
peregrinante hacia Alguien, hacia Algo, más allá de un análisis cultural
meramente antropológico-cultural”, subrayó Mons. Barrio.
Además
subrayó que el Camino es “un espacio donde el peregrino busca una respuesta a
sus preguntas, en la búsqueda de su propio camino, percibiendo que el hombre
encuentra su significado en la historia y no en las ideologías. Compostela es
un signo de trascendencia, una apertura al Misterio, a lo Absoluto”.
Por
eso el Prelado explicó que “Europa, continuando su historia, debe volver a sus
raíces cristianas y aceptar los valores permanentes del hombre para emprender
nuevas acciones. Hoy es una invitación a recuperar el contenido esencial de la
antropología católica”.
Además,
según explicó la peregrinación del Camino de Santiago “pasa de tener un valor
exclusivamente cultural e histórico, a tener un valor constitutivo y
constituyente de la civilización europea común. El peregrino jacobeo contribuye
efectivamente a la construcción de la única Europa posible: la que tiene una
referencia espiritual con sus principios morales y sociales, su cultura, su
arte y su sensibilidad, es decir que tiene sus raíces en la tradición
cristiana, que permanece presente en cada una de sus fibras”.
Mons.
Barrio también recordó que “el verdadero valor del Camino de Santiago, junto
con los de Jerusalén y Roma consiste en ser un camino del espíritu del ser
humano, que se rebela a desaparecer bajo la asfixia del materialismo”.
También
describió la Catedral de Compostela como “un testimonio centenario del
magnetismo ejercido por el Apóstol Santiago en tantas personas que desean
emprender un nuevo camino de su espíritu, abandonándose a la Providencia de
Dios, al susurro de la creación y a la hospitalidad de la gente”.
En
definitiva, el Prelado explicó que “la identidad de Europa depende en gran
medida de su tradición cristiana”, algo que según afirmó “no se trata de crear
una Europa paralela a la existente, sino de mostrarle a esta Europa que su alma
y su identidad están profundamente arraigadas en el cristianismo, para
ofrecerle la clave para interpretar su propia vocación en el mundo”.
“La
unidad europea debe basarse en un sistema de valores, tanto personales como
colectivos, donde la existencia se entiende como un don y una tarea para el
hombre, donde el prójimo es aquel a cuyo servicio se ponen todos los demás”,
aseguró el Obispo de Santiago de Compostela.
Fuente:
ACI Prensa