Vida escondida
El paso a la vida pública
La vida pública de Jesús, subraya
el Papa, comienza con el bautismo en el río Jordán. Quizá la primera pregunta
es ¿Por qué Jesús se hace bautizar? Francisco responde: “Realmente Jesús no lo
necesitaba. De hecho, Juan Bautista trata de oponerse, pero Jesús insiste. ¿Por
qué? Porque quiere estar con los pecadores: por eso se pone a la fila con ellos
y cumple su mismo gesto. Y lo hace con la actitud del pueblo, con su actitud,
que como dice un himno litúrgico: ‘se acercó desnudo el alma y desnudo los
pies’. El alma desnuda, es decir, sin cubrir nada, tan pecaminosa. Este
es el gesto que Jesús hace y desciende Baja al río para sumergirse en nuestra
misma condición”.
“En el primer día de su
ministerio, afirma el Papa, Jesús nos ofrece así su “manifiesto programático”.
Nos dice que no nos salva desde lo alto, con una decisión soberana o un acto de
fuerza, sino viniendo a nuestro encuentro y tomando consigo nuestros pecados.
Es así como Dios vence el mal del mundo: bajando y haciéndose cargo”.
Francisco prosiguió: “Es así como
Dios vence el mal del mundo: bajando y haciéndose cargo. Es también la forma en
la que nosotros podemos levantar a los otros: no juzgando, no insinuando qué
hacer, sino haciéndonos cercanos, com-padeciendo, compartiendo el amor de Dios.
La cercanía es el estilo de Dios hacia nosotros; Él mismo se lo dijo a Moisés.
Piensa: ¿qué gente tiene a sus dioses tan cerca como tú me tienes a mí? La
cercanía es el estilo de Dios hacia nosotros”
El rostro de Dios es misericordia
El Obispo de Roma llama la
atención sobre lo que sucede en el Jordán: “Después de este gesto de compasión
de Jesús, sucede algo extraordinario, los cielos se abren y se desvela
finalmente la Trinidad. El Espíritu Santo desciende en forma de paloma
(cfr Mc 1,10) y el Padre dice a Jesús: «Tú eres mi Hijo muy querido»
(v. 11). Dios se manifiesta cuando aparece la misericordia, porque ese es su
rostro”.
En este contexto, Jesús es
proclamado Hijo, subraya Francisco: Jesús se hace siervo de los pecadores y es
proclamado Hijo; baja sobre nosotros y el Espíritu desciende sobre Él. Amor
llama amor. Vale también para nosotros: en cada gesto de servicio, en cada obra
de misericordia que realizamos Dios se manifiesta y fija su mirada en el mundo.
“Pero incluso antes de hacer
algo, insiste el Papa, nuestras vidas están marcadas por la misericordia que
nos ha llegado. Estamos salvados, pero de forma gratuita. La salvación es
gratis. Es el libre acto de misericordia de Dios hacia nosotros.
Sacramentalmente esto se hace el día de nuestro Bautismo, pero incluso los que
no están bautizados siempre reciben la misericordia de Dios, porque Dios está
ahí, esperando. Espera a que se abran las puertas de los corazones. Se acerca,
diría, nos acaricia con su misericordia”.
Ciudad del Vaticano
Vatican News