En el último miércoles de enero el Papa Francisco comenzó un nuevo ciclo de catequesis sobre las Bienaventuranzas
Las Bienaventuranzas enseñadas por Jesús, nos revelan
“el camino a la felicidad”, es decir, “Su camino”. Esto porque las
Bienaventuranzas "iluminan las acciones de la vida cristiana y revelan que
la presencia de Dios en nosotros nos hace verdaderamente felices". Lo dijo
el Papa Francisco en la Audiencia General del miércoles 29 de enero, dando
inicio a un nuevo ciclo de catequesis.
En el último miércoles de enero el Papa Francisco
comenzó un nuevo ciclo de catequesis sobre las Bienaventuranzas. En este día
ofreció una visión general de las mismas, mientras que a partir de la próxima
semana comentará una a una las ocho Bienaventuranzas narradas en el Evangelio
de Mateo (5:1-11).
Las bienaventuranzas son la “carta de identidad” del
cristiano, porque describen el rostro y el estilo de vida de Jesús.
Las
bienaventuranzas están dirigidas a toda la humanidad
En primer lugar recordó cómo se produjo la
proclamación de las Bienaventuranzas, y subrayó el hecho de que son un mensaje
dirigido “a toda la humanidad”:
El Evangelio nos dice que Jesús, al ver al gentío que
lo seguía, subió al monte y se sentó, y dirigiéndose a sus discípulos, proclamó
las Bienaventuranzas. El mensaje estaba dirigido a sus discípulos, pero también
a la gente; es decir, a toda la humanidad.
El camino de la
felicidad de Jesús
Además el Papa hizo notar que la montaña donde predicó
Jesús, hace memoria del Monte Sinaí, donde Dios entregó a Moisés los diez
mandamientos. En la montaña, sin embargo, Jesús comienza a enseñar "una
nueva ley”, a saber, “ser pobres, ser mansos, ser misericordiosos”, revelando
así “el camino a la felicidad”, es decir, “Su camino”.
Ahora, con las bienaventuranzas, Jesús nos da los
“nuevos mandamientos”, que no son normas, sino el camino de la felicidad que Él
nos propone.
Las “tres
partes” de las bienaventuranzas
Cada bienaventuranza – precisó Francisco – está
compuesta de tres partes: primero está siempre la palabra "bienaventurados";
luego viene la situación en la que se encuentran los bienaventurados:
la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre y sed de justicia, y así
sucesivamente. Y finalmente está el motivo de la
bienaventuranza, introducido por la conjunción "porque":
“Bienaventurados estos porque, bienaventurados aquellos porque…”.
La razón de la
bienaventuranza es la “nueva condición” que recibimos de Dios
El Santo Padre pidió poner atención al hecho de que la
razón de la bienaventuranza no es la situación “actual”, sino “la nueva
condición” que los bienaventurados reciben como “don de Dios”, vale
decir, la “razón de la felicidad”: "serán consolados",
"heredarán la tierra", "serán saciados", "serán
perdonados", "serán llamados hijos de Dios", etcétera.
Bienaventurado
es "el que está en condición de gracia"
“¿Pero qué significa la palabra
"bienaventurado"?, planteó el Pontífice. Y explicó: Viene del término
griego makarios, que significa el que está en condición de gracia y que avanza
en la amistad de Dios. Esto es importante: las Bienaventuranzas iluminan las
acciones de la vida cristiana y revelan que la presencia de Dios en nosotros
nos hace verdaderamente felices. En ocasiones, Dios elige caminos difíciles de
comprender: por ejemplo, el de nuestros propios límites y derrotas, pero es
allí donde manifiesta la fuerza de su salvación y nos concede la verdadera
alegría.
Mateo 5: 1-11
Las bienaventuranzas, aseguró el Papa
concluyendo, “te conducen a la alegría, siempre”. Son “el camino para ir a la
alegría”. Por eso invitó a tomar el Evangelio de Mateo, hoy y más veces durante
la semana, y leer las bienaventuranzas: Mateo, capítulo 5, versículos
del 1 al 11.
Los animo a leer detenidamente el texto de
la Bienaventuranzas y pedir a Dios la gracia para vivirlas en medio del mundo
en el que nos encontramos, su vivencia nos otorgará una profunda alegría y paz.
Que Dios los bendiga.
El próximo viernes memoria de San Juan Bosco
Al saludar, como cada miércoles, de manera
particular a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, el
Papa animó a que el ejemplo de santidad de San Juan Bosco, a quien recordaremos
el próximo viernes como Padre y Maestro de la juventud, lleve, en particular a
los jóvenes, a realizar los proyectos de futuro, sin excluir el plan que Dios
tiene para cada uno.
Oremos
a San Juan Bosco para que cada uno encuentre en la vida su propio camino, lo
que Dios quiere para nosotros.
Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano
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