La fe en Jesucristo "nos dé la fuerza para no
entrar en el juego de este gran envidioso, el gran mentiroso, el sembrador del
odio"
El Papa Francisco celebra la misa matutina en la capilla de la Casa de Santa Marta |
Lo dijo el Papa Francisco en su homilía en la Misa de
la mañana en la que analizó la Primera Lectura del Libro de la Sabiduría
subrayando que por la envidia de Jesús, que se hizo hombre, el gran mentiroso
nos tienta para destruir a la humanidad
El diablo existe y por su envidia por el Hijo de Dios
que se hizo hombre, siembra odio en el mundo, que provoca la muerte. Así lo
reiteró el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la
capilla de la Casa de Santa Marta, que dedicó al pasaje del Libro de la
Sabiduría propuesto por la liturgia del día en su Primera Lectura. Francisco
analizó el primer versículo, en el que el profeta recuerda que Dios nos creó a
su imagen, de manera que “somos hijos de Dios", y añadió que " por la
envidia del diablo la muerte entró en el mundo".
La envidia del
"ángel soberbio" que no acepta la encarnación
Prosiguiendo en su explicación el Santo Padre afirmó
que "la envidia de aquel ángel soberbio que no quiso aceptar la Encarnación"
lo llevó a "destruir a la humanidad". Y así algo entra en nuestro
corazón: "los celos, la envidia, la competición", enumeró el
Pontífice mientras, en cambio, "podríamos vivir como hermanos, todos, en
paz". Así comienza "la lucha y el deseo de destruir".
El Papa Bergoglio reanudó su diálogo ideal con los
fieles, diciendo: "Pero, Padre, yo no destruyo a nadie". "¿No?
¿Y qué hay de las habladurías que haces cuando hablas de otra persona? La
destruyes". Y citó al apóstol Santiago: "La lengua es un arma feroz,
mata". "Las habladurías matan, calumniar mata". "Pero,
padre, fui bautizado, soy un cristiano practicante, ¿cómo puedo convertirme en
un asesino? Porque – recordó el Papa – "dentro de nosotros llevamos la
guerra", desde el principio. "Caín y Abel eran hermanos – subrayó Francisco
– pero los celos, la envidia de uno destruyó al otro". Es la realidad,
basta con ver un programa de noticias: "guerras, destrucciones, personas
que mueren por las guerras, incluso por las enfermedades".
Tentación:
alguien que siembra odio en nuestro corazón
El Pontífice recordó a Alemania y el aniversario de la
caída del Muro de Berlín, pero también a los nazis y "las torturas contra
todos aquellos que no eran de “pura raza”. Y otros horrores de las guerras.
Detrás de esto hay alguien que nos mueve a hacer estas
cosas. Eso es lo que llamamos la tentación. Cuando vamos a confesarnos, le
decimos al padre: "Padre, he tenido esta tentación, esta otra, aquella
otra...". Alguien que te toca el corazón para hacerte ir por el camino equivocado.
Alguien que siembra destrucción en nuestro corazón, que siembra el odio. Y hoy
tenemos que decirlo claramente, hay tantos sembradores de odio en el mundo, que
destruyen.
El diablo
envidia nuestra naturaleza humana
"Muchas veces – comentó el Papa Francisco – creo
que las noticias son un relato del odio para destruir: ataques, guerras”.
Es cierto que "muchos niños mueren de hambre, de enfermedades" porque
no tienen agua, instrucción, educación sanitaria. "Pero porque el dinero
que se necesitaría para esto – denunció – va para fabricar las armas y
las armas son para destruir". Esto es lo que sucede en el mundo, pero
también "en mi alma, en la tuya, y en la tuya". Por la "semilla
de la envidia del diablo, del odio". "¿Y de qué tiene envidia el
diablo? – se preguntó el Papa – de nuestra naturaleza humana",
respondió.
¿Y ustedes saben por qué? Porque el Hijo de Dios se
hizo uno de nosotros. Esto no puede tolerarlo, no logra tolerarlo.
Los políticos
que prefieren el insulto a la confrontación limpia
Y entonces destruye. "Ésta – explicó el Papa – es
la raíz de la envidia del diablo, es la raíz de nuestros males, de nuestras
tentaciones, es la raíz de las guerras, del hambre, de todas las calamidades
del mundo". Destruir y sembrar el odio – continuó Francisco – "no es
algo habitual, también en la vida política", pero "algunos lo
hacen". Porque un político a menudo tiene "la tentación de ensuciar
al otro, de destruir al otro", tanto con mentiras como con la verdad, y de
este modo no hace una sana y limpia confrontación política "por el bien
del país". Prefiere el insulto, para "destruir al otro". "Y
soy bueno, ¿pero este parece mejor que yo?", piensa, y luego "lo
derribo, con el insulto".
Me gustaría que cada uno de nosotros pensara esto hoy:
¿por qué hoy en el mundo se siembra tanto odio? En las familias, que a veces no
pueden reconciliarse, en el barrio, en el lugar de trabajo, en la política...
El sembrador del odio es esto. Por la envidia del diablo la muerte ha entrado
en el mundo. Algunos dicen: pero padre, el diablo no existe, es el mal, un mal
tan etéreo... Pero la Palabra de Dios es clara. Y el diablo se la ha tomado con
Jesús, lean el Evangelio: ¿tenemos fe o no la tenemos?
Cristo se hizo
hombre para vencer el mal en nuestra carne
Oremos al Señor, fue la invocación final de Francisco,
para “que haga crecer en nuestro corazón la fe en Jesucristo, su Hijo",
que tomó nuestra naturaleza humana, "para luchar con nuestra carne y
vencer en nuestra carne" al diablo y al mal. Y que esta fe "nos dé la
fuerza para no entrar en el juego de este gran envidioso, el gran mentiroso, el
sembrador del odio".
Alessandro Di Bussolo – Ciudad del Vaticano
Fuente:
Zenit