No decaigas
Hola,
buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace
un tiempo me regalaron un “reloj inteligente”, de esos que te dicen de todo y
te avisan de todo.
La
verdad que es muy útil. Entre las aplicaciones que tiene, hay una que se llama
“Actividad”, y se pasa el día llevando cuentas de mis movimientos, del ejercicio
que hago, el tiempo que estoy de pie...
Esta
aplicación es la primera que me salta todas las mañanas con una notificación.
Generalmente me suele poner: “Que no decaiga...”. Después, al entrar en el
mensaje, dice: “Lety, ayer fulminaste las expectativas de movimiento.
¡Enhorabuena! ¿Puedes volver a hacerlo?”.
Me
encanta este mensaje porque me hace mirar a Cristo y hablar con Él. Sí, porque
le digo: “Jesús, hoy quiero que mi fe y mi confianza no decaigan. Sé que me
tocará vivir muchas cosas; unas buenas y otras menos buenas. Si voy de tu mano,
estoy segura de que no voy a decaer. Pero, si no te tengo a ti, Jesús, en el
centro de mi vida, me pondré yo en el centro, y entonces no solo decaeré, sino
que, seguro, caeré”.
Porque,
el hecho de no tener a Dios en nuestra vida, a los primeros a los que hace daño
es a nosotros mismos, pues nos constituimos dioses, a pesar de que, dentro de
nosotros, sabemos que no lo somos. Continuamente experimentamos que somos
limitados y, por tanto, débiles. Nuestra fuerza está en confiar en Cristo.
Es
curioso: el reloj, en su mensaje, me llama por mi nombre, me anima y me invita
a vivir un día nuevo con nuevos objetivos.
Para
Jesús, ni tú ni yo somos iguales, para Él somos únicos e irrepetibles. El Señor
nos llama por nuestro nombre y nos anima a vivir un día en su confianza,
dejándole a Él llevar las riendas de la jornada.
¿Cuántas
veces has llevado tú solo tu vida, y todo se ha caído? Para no decaer, el
truco está en confiar en Jesús y dejarle a Él ser el Dios de tu vida. Con
Cristo, la aventura siempre está garantizada.
Hoy
el reto del amor es no decaer, cuidar esa nueva amistad que tienes y no dar por
hecho nada. Llámala por su nombre y ten un gesto de cariño con el que digas:
“Me importas”. Que hoy tu Amor no decaiga.
VIVE
DE CRISTO
Fuente:
Dominicas de Lerma