PAPA ENVÍA MENSAJE AL G-7 A TRAVÉS DEL OBISPO DE HIROSHIMA

No debemos subestimar el clima continuo de miedo y sospecha generado por la mera posesión de armas nucleares, dice el Papa Francisco

Document / AFP / VATICAN MEDIA

La reunión de este año estuvo definida por la guerra en Ucrania, así como por cuestiones relacionadas con China.

El Papa Francisco tuvo su propio mensaje para los líderes del Grupo de los 7, que representan más de la mitad del patrimonio neto global.

En una nota al obispo de Hiroshima, Alexis-Mitsuru Shirahama, el Papa expresó su preocupación por «la continua amenaza del recurso a las armas nucleares».

Hiroshima, dijo, «como ‘símbolo de la memoria’, proclama enérgicamente la insuficiencia de las armas nucleares para responder con eficacia a las grandes amenazas actuales a la paz y para garantizar la seguridad nacional e internacional».

El Santo Padre dijo que la «seguridad global» debe ser «integral»: capaz de abarcar temas como el acceso a alimentos y agua, el respeto por el medio ambiente, la atención de la salud, las fuentes de energía y la distribución equitativa de los bienes del mundo.

CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO
AL OBISPO DE HIROSHIMA CON MOTIVO DE LA CUMBRE DEL G7

Al Reverendísimo Alexis-Mitsuru Shirahama
Obispo de Hiroshima

Mientras la Cumbre del G7 se reúne en Hiroshima para discutir asuntos urgentes que actualmente enfrenta la comunidad global, deseo asegurarles mi cercanía espiritual y mis oraciones por la fructificación de la Cumbre.

La elección de Hiroshima como sede de esta reunión es particularmente significativa, a la luz de la continua amenaza del recurso a las armas nucleares. Recuerdo la abrumadora impresión que me dejó mi conmovedora visita al Monumento a la Paz durante mi visita a Japón en 2019.

De pie allí en oración silenciosa y pensando en las víctimas inocentes del ataque nuclear de hace décadas, quise reiterar la firme convicción de la Santa Sede de que «el uso de la energía atómica con fines de guerra es, hoy más que nunca, un crimen que no solo contra la dignidad de los seres humanos, sino contra cualquier posible futuro de nuestra casa común» (Discurso en el Memorial de la Paz, 24 de noviembre de 2019).

Es a ese futuro al que ahora miran con preocupación hombres y mujeres responsables, particularmente a raíz de nuestra experiencia de una pandemia global y la persistencia de conflictos armados en varias regiones, incluida la devastadora guerra que ahora se libra en suelo ucraniano. Los acontecimientos de los últimos años han dejado claro que sólo juntos, en fraternidad y solidaridad, nuestra familia humana puede buscar sanar las heridas y construir un mundo justo y pacífico.

En efecto, se ha hecho cada vez más evidente que en el mundo multipolar del siglo XXI, la búsqueda de la paz está íntimamente relacionada con la necesidad de seguridad y la reflexión sobre los medios más eficaces para garantizarla.

Tal reflexión debe considerar necesariamente el hecho de que la seguridad global debe ser integral, capaz de abarcar temas como el acceso a alimentos y agua, el respeto por el medio ambiente, el cuidado de la salud, las fuentes de energía y la distribución equitativa de los bienes del mundo.

Un concepto integral de seguridad puede servir para anclar el multilateralismo y la cooperación internacional entre actores gubernamentales y no gubernamentales, sobre la base de la profunda interconexión entre estos temas, lo que hace necesario adoptar, en conjunto, un enfoque de cooperación multilateral responsable.

Hiroshima, como «símbolo de la memoria», proclama enérgicamente la insuficiencia de las armas nucleares para responder con eficacia a las grandes amenazas actuales a la paz y garantizar la seguridad nacional e internacional.

Solo necesitamos considerar el catastrófico impacto humanitario y ambiental que resultará del uso de armas nucleares, así como el desperdicio y la mala asignación de los recursos humanos y económicos involucrados en su desarrollo. Tampoco debemos subestimar los efectos del continuo clima de temor y sospecha generado por su mera posesión, que compromete el crecimiento de un clima de confianza mutua y diálogo.

En este contexto, las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva representan un multiplicador de riesgo que ofrece sólo una ilusión de paz.

Asegurándoles mis oraciones por ustedes y por aquellos encomendados a su cuidado pastoral, me uno a ustedes para rezar para que la Cumbre del G7 en Hiroshima demuestre una visión de futuro al sentar las bases para una paz duradera y una seguridad estable y sostenible a largo plazo. Con gratitud por vuestros esfuerzos al servicio de la justicia y la paz, os envío cordialmente mi bendición.

Roma, San Juan de Letrán, 19 de mayo de 2023

FRANCISCO

Kathleen Hattrup

Fuente: Aleteia