En la actualidad, se
encuentran entre las poblaciones más vulnerables y perjudicadas del mundo,
según la ONU
Antes
de ayer, como cada 9 de agosto se celebró el Día Internacional de los Pueblos Indígenas.
La fecha fue instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 23
de diciembre de 1994, en consideración a que el 9 de agosto de 1982 se celebró
la primera reunión del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la
Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías.
La
celebración fue planteada en el marco del Decenio Internacional de las
Poblaciones Indígenas del Mundo. Como en muchos otros “días” propuestos por la
ONU, en este se “celebra” la riqueza que los pueblos indígenas u
originarios podrían aportar al mundo civilizado. Pero, la
pregunta que la mayor parte de estos pueblos se hace (y nos hace) es: ¿y cuándo
la van a valorar?
Representantes de la
diversidad
Los
pueblos indígenas son los genuinos representantes de la diversidad humana: más
de 5,000 grupos distintos en unos 90 países que hablan “una abrumadora mayoría”
de las aproximadamente 7,000 lenguas del mundo, dice el informe de la ONU para
conmemorar el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo.
Los
pueblos originarios, en la actualidad, están constituidos por 370 millones de
personas aproximadamente, es decir, más del 5% de la población mundial y, sin
embargo, se encuentran entre las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables representando
el 15 por ciento de los más pobres entre los pobres del mundo”.
“Los
pueblos indígenas han heredado y practican culturas y formas únicas de
relacionarse con la gente y el medio ambiente. Retienen, además, rasgos
sociales, culturales, económicos y políticos que son distintos de los
predominantes en las sociedades en las que viven. Pese a sus diferencias
culturales, los pueblos indígenas de todo el mundo comparten problemas comunes
a la hora de proteger sus derechos como pueblos diferentes”, subraya el reporte
de ONU.
Los más vulnerables del
planeta
Las
poblaciones autóctonas –especialmente los pueblos originarios de América
Latina– han buscado durante años el reconocimiento de sus identidades, su forma
de vida y el derecho sobre sus territorios tradicionales y recursos naturales.
Pese a ello, a lo largo de la historia, sus derechos han sido siempre violados.
“En
la actualidad, se encuentran sin duda entre las poblaciones más vulnerables y
perjudicadas del mundo. La comunidad internacional reconoce ahora que se
necesitan medidas especiales para proteger sus derechos y mantener sus culturas
y formas de vida”, continúa diciendo la reflexión de la ONU.
Por
lo demás, el próximo 13 de septiembre se cumplirá el 10º Aniversario de la
Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Se trata de
un hito importante y un punto de referencia en cuanto a la cooperación y la
solidaridad entre los pueblos indígenas y los estados miembros que ha sentado
los cimientos de una nueva alianza para la acción en las Naciones Unidas y en
todo el mundo.
Un instrumento, pero ¿y la
justicia?
En
la actualidad, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas es el
instrumento internacional más completo que existe sobre los derechos de los
pueblos originarios, pero de ahí a que se tome en cuenta por los gobiernos y
las grandes compañías que explotan sus tierras, hay un enorme trecho.
La
Declaración establece un marco universal de normas mínimas para la
supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos autóctonos y también
profundiza en los instrumentos de derechos humanos existentes y aclara cómo
estos se aplican a la situación particular de los pueblos indígena.
Por
un lado, se establece un marco universal de normas mínimas para la supervivencia,
la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas y, por otro, se expone en
detalle cómo se aplican a la situación particular de los pueblos indígenas las
normas existentes de derechos humanos y las libertades fundamentales.
Habla el Papa Francisco
En
los diez años de la Declaración, sin duda, ha habido avances y se han logrado
algunos éxitos importantes a nivel nacional, regional e internacional. Pero,
dice el documento de la ONU “sigue habiendo una la brecha entre el
reconocimiento formal de los pueblos indígenas y el ejercicio de sus derechos
en la práctica”.
Los
pueblos indígenas siguen haciendo frente a la exclusión, la marginación e
importantes dificultades para disfrutar de sus derechos básicos; siguen siendo
marginados y nadie, excepto el Papa Francisco, pareciera hablar de ellos sin un
dejo de conmiseración, cuando no de ironía.
En
la homilía de la Misa por los indígenas que Francisco celebró en San Cristóbal
de las Casas (México, 15 de febrero de 2016) dijo aquel memorable párrafo de inclusión
y de petición de perdón: “Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y
estructural, vuestros pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la
sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura, sus
tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado,
los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban.
¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y
aprender a decir: ¡Perdón! Perdón hermanos, el mundo de hoy, despojado por la
cultura del descarte, los necesita a ustedes”.
Jaime Septién
Fuente: Aleteia