El pasado 4 de diciembre la Archidiócesis de Madrid sumó a dos nuevas integrantes del Ordo Virginum, es decir, vírgenes consagradas.
Sonsoles es una de las dos nuevas vírgenes consagradas de Madrid |
Sonsoles
cuenta a la Archidiócesis de Madrid que sus planes
además de trabajar en un banco, profesión a la que se dedica, pasaban por ser
esposa y madre. “Yo buscaba en
el matrimonio, pero tenía la certeza de que no era mi vocación”. Ella
sabía que Dios la llamaba a otra cosa, pero reconoce que “seguía emperrada en
el matrimonio”.
En
definitiva, Sonsoles seguía buscando a su príncipe azul cuando éste “ya me
estaba esperando”, asegura. “Cuando
yo ya me bajé del burro –cuenta–, fue cuando el Señor me dijo: ’¡Soy yo tu
amor!’.
Si
algo ha sacado en claro en todo este proceso vocacional que la ha llevado a ser
virgen consagrada es que “la
paciencia de Dios es nuestra salvación”, tal y como escribía San Pedro.
“Cuando
he cumplido la voluntad de Dios es cuando realmente he sido feliz”, confiesa,
recordando que al final ha logrado “ser esposa y madre; lo que yo quería
hacer”, pero “forma diferente”.
En
la catedral la acompañaba su familia, pero también sus amigos y sus compañeros
de trabajo en el banco. No podían faltar tampoco los miembros del grupo de
Acción Católica al que pertenece.
“Me sorprendió que
gente que pensaba que no iba a venir, aquí estaban, y les pareció
precioso”, afirma Sonsoles, que cuenta que una de sus compañeras le
regaló la medalla de la Virgen –“de la Almudena”– que llevaba en la ceremonia.
“Sonso, quiero que tengas un recuerdo mío”, le dijo esta compañera.
En
su homilía, el cardenal Osoro recordó a las dos nuevas vírgenes consagradas: “vuestra forma de vida es el
seguimiento evangélico con la sensibilidad y la personalidad que cada
una de vosotras tenéis”.
Además,
animó a ambas a tener una profunda vida de oración para “contemplar la belleza de
Jesucristo, aquel que nos ama”. Igualmente, el arzobispo de Madrid
pidió que cultiven “el sentido de presencia a Cristo”, el “sentido de pertenencia
a la Iglesia”.
“Cuidad
la dimensión contemplativa de vuestra vida»; “tened asiduidad en el camino
penitencial”, interés en profundizar en el «conocimiento de la Escritura, del
Magisterio de la Iglesia”, y “tened pasión por hacer visible el reino de Dios
con vuestra consagración y con vuestra vida, con una presencia coherente en
medio de este mundo”, recomendó Osoro a estas dos mujeres.
Fuente: ReL