Al concluir la Semana Santa aparece la tradición del conejo y los huevos de Pascua –mayormente de chocolate–, y muchos se preguntan si ambos símbolos tienen alguna relación con la fe católica
![]() |
Conejo y Huevos de Pascua / Crédito: Pixabay (Dominio Público) |
Esta
duda que pueden compartir muchos fieles se debe al proceso de secularización
que paulatinamente ha quitado el carácter cristiano a estos elementos, tal como
sucede con la figura de San Nicolás de Bari –de la que se inspiró “Papá
Noel”– o la idea del “espíritu” de la Navidad que se quiere vender.
El huevo de
Pascua
El huevo era
considerado por los primeros cristianos como símbolo de la Resurrección de
Jesús. En la Edad Media, cuando llegaba la Pascua, los huevos se pintaban de
colores y se consideraban objetos muy preciados.
En el siglo
XVII el Papa Pablo V bendijo el huevo en una plegaria, quizás para dejar la
prohibición decretada por la Iglesia en el siglo IX de no consumirlos durante
la Cuaresma.
La llegada de
la Pascua suponía el levantamiento de la norma. Se puede decir que se realizaba
el “festín del huevo”, porque representaba el regocijo y la vuelta a la
alegría. Con el tiempo se levantó el veto y se mantuvo la costumbre de celebrar
la Pascua consumiendo y regalando huevos.
A través de su
reflexión cotidiana “Punto de Vista”, el director del Grupo ACI, Alejandro
Bermúdez, explicó que en algunos países de Europa, como Italia, en el Domingo
de Ramos muchas familias llevan huevos a la iglesia para bendecirlos y
consumirlos en el Domingo de Resurrección.
También comentó
que en las iglesias de Estados Unidos los niños realizan una búsqueda de huevos
de chocolate o de plástico con golosinas dentro. “Se hace en un clima pascual,
es por el gozo de la resurrección del Señor, que es dulce. Para ellos es un día
especial porque sus padres no batallan con ellos por comer dulces, sino que lo
permiten. Entonces hay un poder catequético en estos símbolos”.
Alejandro
Bermúdez también resaltó que el huevo y el conejo de Pascua son “símbolos que
no podemos rechazar, sino recuperarlos" en su contenido cristiano.
El conejo de
Pascua
En el caso del
conejo de Pascua, indicó que este proviene del hecho que antiguamente la figura
de la liebre silvestre se utilizaba como recurso de catequesis para hablar
sobre cómo debía ser el camino del cristiano hacia la resurrección.
Las patas
traseras de la liebre son grandes, poderosas y sirven para ascender por
terrenos empinados. En cambio, las patas delanteras son pequeñas y débiles.
“Esas patas
hacen que al conejo le sea fácil ascender y difícil descender. Esto era
utilizado para representar el camino de la vocación del cristiano. Debe ser
reacio y difícil a ir hasta abajo en su vida moral y a la vez debe ser pronto,
presto y ágil para ir hacia arriba, hacia la resurrección del Señor”.
Los Papas y los
huevos de Pascua
En el año 2009,
el Papa Benedicto XVI envió
cientos de huevos de Pascua a los niños víctimas del terremoto que
sacudió la ciudad de L´Aquila, en el centro de Italia, que dejó un saldo de 300
muertos.
En el 2012, un
grupo de artesanos de la localidad italiana de Cremona obsequiaron a Benedicto
XVI un huevo de Pascua de chocolate que medía 2 metros y medio de alto y pesaba
250 kilos. El Pontífice recibió el regalo y lo
donó a los jóvenes recluidos en la correccional Casal del Marmo de
Roma.
Por su parte,
en el año 2014 el Papa Francisco envió
150 huevos de Pascua al Hospital Pediátrico Bambino Gesù (Niño Jesús)
para alegrar a los niños enfermos de cáncer.
En el 2017, el
Santo Padre envió varios paquetes con huevos de Pascua a los niños que están en
el centro de acogida de Cáritas Roma.
Fuente: ACI Prensa