El Papa terminó la celebración con la adoración y la
bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual
Este 25 de marzo, en la Misa en Santa Marta, el Santo
Padre oró por las religiosas que están al lado de los enfermos y de los pobres,
recordando de manera especial a las Hijas de la Caridad de san Vicente de Paúl
que desde hace 98 años dirigen en el Vaticano el dispensario para las familias
necesitadas.
En la Misa matutina celebrada – y transmitida en vivo
– en la Capilla de la Casa Santa Marta, en la Solemnidad de la Anunciación del
Señor, que recuerda la Encarnación de Dios, el Papa Francisco ha rezado por las
religiosas de San Vicente de Paúl que en el Vaticano dirigen un dispensario
para los pobres y por todas las religiosas que cuidan a los enfermos, en
particular en este periodo caracterizado por la pandemia del coronavirus.
“Hoy, fiesta de la Encarnación del Señor, las Hermanas
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que sirven en el dispensario de
Santa Marta desde hace 98 años, están aquí en la Misa, renovando sus votos
junto con sus hermanas en todas partes del mundo. Quisiera ofrecer la Misa de
hoy por ellas, por la Congregación que siempre trabaja con los enfermos, los
más pobres, como lo ha hecho aquí durante 98 años, y por todas las Religiosas
que están trabajando en este momento cuidando a los enfermos y también
arriesgando la vida y dando la vida”.
En su homilía, ha dejado espacio a la contemplación
del gran misterio de la Encarnación releyendo el Evangelio de San Lucas
propuesta por la liturgia para esta Solemnidad (Lc 1, 26-38).
A continuación el texto de la homilía según el pasaje
bíblico que la liturgia nos presenta el día de hoy y al mismo tiempo te
invitamos a seguir la Santa Misa (video integral) desde nuestro canal de
Youtube:
El evangelista Lucas podía conocer esto solamente a partir
de la narración de la Virgen. Escuchando a Lucas, hemos escuchado a la Virgen
que relata este misterio. Estamos ante el misterio. Tal vez en mejor que
podamos ahora releer este pasaje, pensando que ha sido la misma Virgen María a
narrarlo.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre
perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era
María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo:
“¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo”.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se
preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo:
“No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; Él será grande
y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su
padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin”.
María dijo al Ángel:
“¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relación con
ningún hombre?”
El Ángel le respondió:
“El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado
Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez,
y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no
hay nada imposible para Dios”.
María dijo entonces:
“Yo soy la servidora del Señor, que se haga en mí
según tu Palabra”.
Y el Ángel se alejó.
Este es el misterio.
Finalmente, el Papa terminó la celebración con la
adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión
espiritual.
A continuación la oración recitada por el Papa:
“A tus pies me Postro, ¡oh Jesús mío!, y te ofrezco el
arrepentimiento de mi corazón contrito, que se hunde en la nada, ante Tu santa
Presencia. Te adoro en el Sacramento de Tu amor, la inefable Eucaristía, y
deseo recibirte en la pobre morada que te ofrece mi alma. Esperando la dicha de
la Comunión sacramental, quiero poseerte en espíritu. Ven a mí, puesto que yo
vengo a Ti, ¡oh mi Jesús!, y que Tu amor inflame todo mi ser en la vida y en la
muerte. Creo en Ti, espero en Ti, Te amo. Así sea”.
Vatican News